Ya quedaron atrás su Ámbar Smith en "Soy Luna" y la Isadora Artiñán que encarnó en "Élite", las dos series que proyectaron internacionalmente a Valentina Zenere sumándole una cantidad inconmensurable de fanáticos. Hoy, esa fama sube un peldaño gracias a "Nahir", la película de Prime Video que protagoniza y donde interpreta a Nahir Galarza, la joven condenada a cadena perpetua en 2018, tras asesinar a Fernando Pastorizzo, su novio.
La actriz de 27 años soñaba con encarnar a Galarza desde que se enteró de la realización del proyecto. Se preparó para hacerlo con dedicación, pero sin caer en la imitación. El resultado es sorprendente: su transformación es única y, de la mano de Hernán Guerschuny, director del envío, se trastoca en el témpano de hielo que vemos en pantalla, una mujer que infunde miedo. Nada más alejado de los roles a los que estábamos acostumbrados a verla y de la calidez y empatía que muestra en persona.
"Nahir" generó revuelo desde el mismo momento en el que se anunció su realización. Con Lucas Jinkins como productor, se inspira en el caso que conmocionó al país. Además de Zenere, en el elenco están Simón Hempe (Pastorizzo), Mónica Antonópulos y César Bordón (encarnan a los padres de la joven) y Nacho Gadano (Jorge Zonzini). La película intenta revelar el costado más oscuro de la vida de Galarza, quien cambió tres veces su versión de los hechos sucedidos en aquella trágica noche.
La propuesta, además, marca el debut de Zenere en cine y le permite demostrar sus capacidades actorales, introduciéndose en un personaje extraído de la crónica policial y que conmocionó a la opinión pública. En términos ficcionales, le permite ahondar en la personalidad de Galarza y entender sus movimientos sinuosos, desde los motivos por los que mató a su novio hasta la decisión de señalar a su padre como el verdadero asesino de Fernando, un dato que inmediatamente fue descartado por la Justicia.
–Lo que hacés en la película es increíble, metés miedo. ¿Cómo es volver a la Argentina con este proyecto? Estamos acostumbrados a verte en otro tipo de roles.
–Para mí volver fue increíble (N. de la R.: reside en España). Me fui hace cuatro años y siento que un poco lo hice no enojada pero sí pensando que no creía volver. Cuando surgió la posibilidad de Nahir y de estar acá, que fueron cuatro o cinco meses, fue hermoso. Gracias a esta experiencia es la tercera vez que vuelvo, y voy a volver mucho más. Me encanta tener a mis amigos y a mi familia cerca, es un regalo hermoso, así que quiero venir a trabajar más seguido.
–La película marca tu debut en el cine, hasta ahora venías haciendo solo series. ¿Qué significa para vos?
–Fue y es muy heavy que sea mi primera película y a la vez mi primer protagónico. Es una locura. Estoy muy agradecida y muy contenta. Fue una experiencia hermosa en todo sentido.
–¿Qué sabías del caso antes de sumergirte en la composición de Nahir? ¿Realizaste un trabajo de investigación o encaraste al rol desde lo que te planteaban el guion y el director?
–Sabía poco. Honestamente, lo primero que hice cuando me llegó la audición fue ver la entrevista que le hizo Mariana Fabbiani y ponerme a buscar en Google (N. de la R.: la conductora televisiva entrevistó a Galarza en 2019). Lo que sí sabía era que era la mujer más joven en ser condenada a cadena perpetua por haber asesinado a Fernando, su novio. La verdad es que cuando me enteré del proyecto quise hacerlo. Como actriz fue un desafío enorme: me encantó meterme a investigarla y a mirarla muchísimo. Y tratar de entenderla, obviamente, no juzgarla para poder interpretarla.
–Contabas que viste la entrevista que le hizo Mariana Fabbiani en su programa antes de encarar el proyecto. Te quiero confesar que yo lo hice después de ver Nahir y la verdad es que estás igual a ella en ese momento. ¿Cómo preparaste esa escena en particular?
–A mí me encanta ver series de true crime y me impongo no ver a la persona real hasta que las termino. Qué bueno que me digas que estoy igual a ella porque yo soy la loca de las comparaciones, me encanta.
–¿Fue difícil encarnarla?
–Fue un recontra desafío. Pero igual siento que no hice de Nahir Galarza, hice mi versión de Nahir. Pero sí, la entrevista de Mariana la vi mil veces, al nivel que estaba en el set revisándola mientras la filmábamos y le decía al director: “Hay una cosa que Nahir hace que no había visto y la quiero hacer ahora”.
–¿Qué te pasó cuando viste la película apenas terminada? ¿La viste sola?
–La vi con una amiga. Tenía miedo, te soy sincera, y dije: “A ver qué onda”. Una cosa es hacerla, pero después verla montada es como estar frente a otra película, literal. Y la verdad que la primera impresión que tuve fue: “Ah, está muy bien”.
SU BUENOS AIRES QUERIDO
–Antes comentabas que volviste a Buenos Aires tres veces por este proyecto. ¿Cuál es tu relación con la ciudad, qué cosas hiciste fuera del trabajo?
–Fui mucho a comer, estuve con mis amigos. Bueno, durante el rodaje tampoco tanto, porque fue muy intenso, muchos días, y terminaba agotada. Pero siempre encontraba mi momento para salir a bailar con mis amigas, para comer los asados familiares, porque toda mi familia está acá. Los planes nunca faltan.
–¿Cómo se vive el desarraigo? ¿Extrañás?
–Es muy difícil, la verdad, no te voy a mentir. Me costaba mucho, apenas me mudé a España, pasar los domingos. Viste que acá en Buenos Aires son muy especiales; además, en mi casa todos los domingos había asado. Creo que es muy argentino eso de unirnos con nuestra familia, y estando allá sola escuchaba el ruido del domingo, los niños, la familia, las casas, y eso era un poco complicado. Lloraba muchísimo, muchas veces hacía FaceTime con mi familia. Igualmente, ahora tengo un grupo de amigos hermoso y me junto un montón. Pero fue complicado, la verdad.
–¿Hiciste alguna vez asados en España?
–No. Además ahora no como carne. Sí tenía un amigo que hacía cuando me mudé allá.
–Hablando de alimentación, me contabas antes de la entrevista que te gusta el helado de dulce de leche, ¿cómo llevás eso viviendo en España?
–Era muy de postres antes; pero muy, al nivel que por ahí tenía un tiempo para almorzar y prefería comer un Rogel, que me encanta. Perdón, gente española, pero los postres que tienen no se comparan con los de acá. Allá son menos dulceros, por lo que le perdí un poco más el gusto a lo dulce. Pero tengo una heladería a la vuelta de mi casa donde el dulce de leche sale como piña.